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Los servicios de aprovisionamiento son servicios ecosistémicos que describen los productos materiales o energéticos procedentes de los ecosistemas, entre ellos se incluyen los alimentos, el agua y otros recursos.

Alimentos: los ecosistemas proporcionan las condiciones necesarias para cultivar productos alimentarios. Los alimentos proceden principalmente de ecosistemas agrícolas gestionados, pero los sistemas marinos y de agua dulce o los bosques también proporcionan alimentos para consumo humano. Con frecuencia, se subestiman los alimentos silvestres procedentes de los bosques.
Materias primas: en los ecosistemas es posible hallar una enorme variedad de materiales de construcción y para su uso como combustible, entre ellos la madera, los biocombustibles y los aceites vegetales que se derivan directamente de especies de plantas tanto cultivadas como silvestres.
Agua dulce: los ecosistemas desempeñan un papel clave en el ciclo hidrológico global, ya que regulan el flujo y la depuración del agua. La vegetación y los bosques influyen en la cantidad de agua disponible a nivel local. Recursos medicinales: en los ecosistemas y la diversidad biológica crecen muchas plantas que se utilizan como medicamentos tradicionales y que, además, proporcionan las materias primas que el sector farmacéutico necesita. Todos los ecosistemas son una posible fuente de recursos medicinales. 

Los “servicios de regulación” son los servicios que los ecosistemas prestan al actuar como reguladores, p. ej. regulando la calidad del aire y del suelo o controlando las inundaciones y las enfermedades.

Regulación de la calidad del aire y el clima locales: los árboles nos dan sombra, mientras que los bosques influyen en las precipitaciones y en la disponibilidad de agua tanto a nivel local como regional. Los árboles y otras plantas también desempeñan un papel importante en la regulación de la calidad del aire, ya que eliminan las sustancias contaminantes de la atmósfera.
Secuestro y almacenamiento de carbono: los ecosistemas controlan el clima global mediante el almacenamiento y secuestro de los gases con efecto invernadero. Al crecer, las plantas y los árboles eliminan dióxido de carbono de la atmósfera, atrapándolo eficazmente dentro de sus tejidos. Por lo tanto los ecosistemas forestales son almacenes de carbono. La biodiversidad también desempeña un papel importante a la hora de mejorar la capacidad de los ecosistemas para adaptarse a los efectos del cambio climático.
Moderación de las condiciones meteorológicas extremas: entre las condiciones meteorológicas extremas o los peligros naturales se encuentran las inundaciones, las tormentas, los tsunamis, las avalanchas y los corrimientos de tierra. Los ecosistemas y los organismos vivos amortiguan estos desastres naturales que evitan sus posibles daños. Por ejemplo, los humedales pueden absorber el agua de las inundaciones y los árboles pueden estabilizar las pendientes. Los arrecifes de coral y los manglares ayudan a proteger las costas de los daños ocasionados por las tormentas.
Tratamiento de las aguas residuales: los ecosistemas, como por ejemplo los humedales, filtran los residuos tanto humanos como animales y sirven de amortiguador natural para el entorno que los rodea. La mayor parte de los residuos se descompone a través de la actividad biológica de los microorganismos del suelo. Así se eliminan los patógenos (los microbios que causan enfermedades) y se reduce el nivel de nutrientes y de contaminación.
Prevención de la erosión y mantenimiento de la fertilidad del suelo: la erosión del suelo es un factor clave en el proceso de degradación y desertificación del terreno. La cobertura vegetal brinda un servicio vital de regulación ya que evita dicha erosión. La fertilidad del suelo es esencial para el crecimiento de las plantas y la agricultura, el buen funcionamiento de los ecosistemas suministra a la tierra los nutrientes que las plantas necesitan para crecer.
Polinización: los insectos y el viento polinizan las plantas y los árboles, una labor crucial para la producción de frutas, verduras y semillas. La polinización animal es un servicio ecosistémico realizado principalmente por los insectos, pero también algunos pájaros y los murciélagos. Unos 87 de los 115 principales cultivos mundiales de alimentos dependen de la polinización animal, incluidos importantes productos económicos como el cacao y el café (Klein et al. 2007).
Control biológico: los ecosistemas son importantes en la regulación de plagas y enfermedades de transmisión vectorial que afectan a las plantas, los animales y las personas. Los ecosistemas regulan las plagas y las enfermedades mediante la actividad de los depredadores y los parásitos. Pájaros, murciélagos, moscas, avispas, ranas y hongos, todos ellos actúan como controles naturales.

El hábitat o los servicios de apoyo sustentan casi todos los demás servicios. Los ecosistemas son los lugares donde pueden vivir plantas y animales, además de albergar una gran diversidad de especies animales y vegetales distintas.

Hábitats para las especies: los hábitats proporcionan todo lo que una planta o animal necesita para sobrevivir, es decir, alimento, agua y cobijo. Cada ecosistema constituye un hábitat distinto que puede resultar esencial en el ciclo de vida de una especie. Las especies migratorias, incluidas aves, peces, mamíferos e insectos, dependen de distintos ecosistemas durante sus migraciones.
Mantenimiento de la diversidad genética: la diversidad genética es la variedad de genes entre las distintas poblaciones de especies y dentro de ellas. La diversidad genética distingue varias especies o razas entre sí, lo que forma la base de unos cultivos locales bien adaptados y crea la reserva de genes necesaria para desarrollar en mayor medida los productos agrícolas y el ganado con valor comercial. Algunos hábitats tienen una cantidad excepcionalmente elevada de especies, por lo que tienen una mayor diversidad genética que otros, este tipo de hábitats se denominan “focos de biodiversidad”.

Entre los servicios culturales se incluyen los beneficios no materiales que las personas obtienen del contacto con los ecosistemas, entre estos se incluyen los beneficios estéticos, espirituales y psicológicos.

Actividades recreativas y salud mental y física: pasear y practicar deporte en espacios verdes no es sólo una buena forma de ejercicio físico, sino que también permite que las personas se relajen. El papel que las zonas verdes desempeñan en el mantenimiento de la salud física y mental se valora cada vez más, a pesar de lo difícil que resulta medirlo.
Turismo: los ecosistemas y la biodiversidad son muy importantes para muchos tipos de turismo, lo que a su vez reporta considerables beneficios económicos y es una fuente vital de ingresos para muchos países. En 2008 los ingresos mundiales procedentes del turismo alcanzaron los 944.000 millones de dólares EE. UU. (véase el Capítulo 5). El turismo cultural y ecológico también puede educar a la gente sobre la importancia de la diversidad biológica.
Apreciación estética e inspiración para la cultura, el arte y el diseño: el lenguaje, el conocimiento y el entorno natural son aspectos que han estado íntimamente relacionados durante toda la historia de la humanidad. La biodiversidad, los ecosistemas y los paisajes naturales han sido la fuente de inspiración de una gran parte de nuestro arte, cultura y, cada vez más, de la ciencia.
Experiencia espiritual y sentido de pertenencia: en muchas partes del mundo lugares naturales como bosques, cuevas o montañas concretas se consideran sagradas o tienen un significado religioso. La naturaleza es un elemento común en todas las grandes religiones y en la sabiduría tradicional, y las costumbres que a ella se asocian son importantes para crear un sentimiento de pertenencia a un lugar determinado.
Si desea más información sobre los servicios ecosistémicos, véase: EM 2005; Fundamentos del TEEB Capítulos 1 y 2; de Groot et al. 2002. Iconos diseñados por Jan Sasse para el estudio TEEB.

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