Concepto de Servicios Ecosistémicos.

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La intensa regulación de gran parte de los procesos ecológicos por las actividades humanas ha reforzado la inseparable integración de la población humana en los ecosistemas de la Tierra y la estrecha relación entre su desarrollo y la provisión de bienes tangibles e intangibles, los servicios de los ecosistemas. El interés de este capítulo es resaltar ambos de forma general y su relación con la infraestructura verde y el potencial de la restauración ecológica para establecer un marco general de la Estrategia estatal de la infraestructura verde, la conectividad y la restauración ecológicas.

De las funciones y procesos ecológicos al bienestar humano a través de los beneficios que proporcionan los servicios de los ecosistemas

En los ecosistemas ocurren continuamente procesos ecológicos, tales como la descomposición de la materia orgánica y el reciclado de nutrientes por hongos y bacterias, la producción primaria mediante la asimilación de nutrientes y la fotosíntesis de las plantas y el transporte de materia por el viento y las corrientes de agua, entre otros. Por ello decimos que los ecosistemas cumplen funciones como aportar a los medios acuáticos y terrestres compuestos químicos básicos, incrementar la cantidad de materia acumulada en un bosque, y mover material inorgánico y orgánico de un lugar a otro. Con más o menos acuerdo, los servicios de los ecosistemas se pueden considerar como las contribuciones directas o indirectas que los ecosistemas aportan al ser humano (Millennium Ecosystem Assessment 2005; Evaluación de los Ecosistemas del Milenio 2011). En relación con los procesos y las funciones ecológicas mencionados anteriormente, la producción de alimentos resultante de la fertilización natural por la disponibilidad de nutrientes en el suelo, la disponibilidad de madera extraída de árboles, y de agua transportada por la atmósfera y los ríos, son servicios que nos proveen los ecosistemas.

Algunos de los servicios más reconocidos son de abastecimiento de alimentos y materiales, otros son culturay otros de provisión de hábitat manteniendo las condiciones del ecosistema. En general, la intensa explotación y consecuente degradación de los ecosistemas por el ser humano animó a desarrollar el concepto de servicios de los ecosistemas, ecosistémicos o ambientales, como método para sensibilizar a la sociedad poniendo en valor los beneficios que la naturaleza nos ofrece de forma gratuita (Dasgupta 2001; Millennium Ecosystem Assessment 2005; Carpenter et al. 2009). De hecho, la cuantificación, en sus diferentes aproximaciones, de los servicios que proporcionan los ecosistemas se está incorporando cada vez más a distintas escalas espaciales y de gestión como medida de planificación de usos del territorio, desarrollo de infraestructuras y contabilidad monetaria (TEEB 2010; Obst et al. 2016; QuintasSoriano et al. 2016).

La relación entre servicios ecosistémicos y biodiversidad, funciones y procesos ecológicos

La mayor parte de las funciones y servicios ecosistémicos dependen de la existencia de seres vivos (Balvanera et al. 2006, Díaz et al. 2006, Harrison et al. 2014). En general se considera que la gestión del medioambiente destinada a la conservación de la biodiversidad incrementa la provisión de servicios ecosistémicos (Whittingham 2011; Ekroos et al. 2014). Por ejemplo, la conservación de linderos en los campos agrícolas, y entre los cultivos y las zonas riparias proporciona refugio para numerosas especies y mejora el control biológico de plagas, evita la erosión del suelo y mejora la calidad del agua. De hecho, la pérdida de biodiversidad amenaza la provisión de servicios de los ecosistemas (Balvanera et al. 2006; Meli et al. 2014) y el bienestar humano (Díaz et al. 2006).

Agrupaciones y antagonismos entre servicios ecosistémicos

Varios servicios suelen darse simultáneamente por los ecosistemas, por lo que interaccionan entre ellos creando antagonismos y sinergias (Bennett et al. 2009) que pueden variar con la escala espacial (Felipe-Lucia et al. 2014). A escala espacial reducida es común encontrar sinergias en la provisión de varios servicios; por ejemplo, en lugares donde un servicio cultural está presente es más probable que aparezcan otros servicios culturales. Pero también es frecuente que exista antagonismo entre los servicios de provisión y de regulación (Felipe-Lucia et al. 2014a, Martín-López et al. 2012). A escala espacial grande, por ejemplo en territorios con diferentes ecosistemas conformando un paisaje en mosaico, es más fácil superar los antagonismos entre servicios ecosistémicos mediante alternativas en la distribución espacial de los usos del suelo y conseguir un paisaje multifuncional que proporciona múltiples servicios ecosistémicos al mismo tiempo. En cualquier caso, un territorio con diversos usos del suelo suele proveer una gran variedad de servicios ecosistémicos con una contribución cuantitativa de los distintos servicios resultante de la intensidad de cada servicio ecosistémico por unidad de área y de la extensión de cada tipo de ecosistema. Una provisión más equitativa de los diferentes servicios ecositémicos (SE), superando antagonismos, en territorios extensa e intensamente usados para proveer servicios de abastecimiento, puede alcanzarse mediante la mejora de la infraestructura verde y la restauración ecológica de espacios degradados.

Integración de los aspectos científicotécnicos, sociales y económicos para disponer de una perspectiva socioecológica de los ecosistemas

El concepto de servicios de los ecosistemas constituye una herramienta muy útil para integrar las perspectivas ecológica, social y económica en la gestión de ecosistemas. Especialmente relevante es poder incorporar la importancia de los servicios de regulación, así como la dimensión cultural de los ecosistemas. De esta manera, se incluye al ser humano en el ecosistema, no sólo como agente perturbador y gestor, sino también como beneficiario directo de la calidad de éste. En este contexto, surge el concepto de socio-ecosistema (Fisher et al. 2015), que refuerza la idea de la relación interdependiente que la sociedad mantiene con el ecosistema.

De la provisión de servicios ecosistémicos a su valoración

Desde esta perspectiva socio-ecológica de los ecosistemas, es necesario identificar los beneficiarios de los servicios y conocer qué tipo de beneficiarios accede a qué servicios y quiénes quedan excluidos. Considerar el aspecto social de los ecosistemas implica reconocer la existencia de relaciones de poder entre los agentes sociales de interés y la diversa importancia que éstos atribuyen a los servicios del ecosistema. Reconocer todos estos aspectos es fundamental y útil para justificar la Estrategia de Infraestructura Verde, Conectividad y Restauración Ecológica porque su desarrollo contribuirá a la provisión de diversos servicios ecosistémicos y un territorio y sociedad más resiliente frente a situaciones ambientales y socioeconómicas adversas.

La evaluación y valoración de los servicios ecosistémicos puede enfocarse desde una perspectiva ecológica, económica o social, siendo necesarios los tres enfoques para entender los socio-ecosistemas y mejorar su gestión, incluida la provisión de los servicios de los ecosistemas (Oteros-Rozas et al. 2012). La aproximación ecológica se centra en medir características y funciones biofísicas de los ecosistemas (de Groot et al. 2002), el enfoque económico trata de la estimación de los servicios ecosistémicos en términos monetarios (Wilson & Carpenter 1999), y el enfoque social se basa en los valores que la sociedad atribuye a cada servicio (Martín-López et al. 2012).

Existen diversos métodos para evaluar la provisión de servicios de los ecosistemas, desde técnicas derivadas de Sistemas de Información Geográfica (SIG) e imágenes de satélite (Kreuter et al. 2001; Konarska et al. 2002; Chen N. et al. 2009), modelización a partir de bases de datos (Viglizzo & Frank 2006; Tianhong et al. 2010, Nelson et al. 2009; Goldstein et al. 2012) y de trabajo de campo (Raudsepp-Hearne et al. 2010, Felipe-Lucia et al. 2014a, Martín-López et al. 2012). El uso de cada método es un tema todavía discutido (Fischer and Turner 2007) ya que depende de la escala de trabajo necesaria y los objetivos del estudio. En general, se recomienda la toma directa de datos para estudios a escala local (Mitchell et al. 2013, Felipe-Lucia et al. 2014a, Grossman et al. 2016), mientras que a mayores escalas, la información de bases de datos, técnicas de modelización y SIG resultan más efectivas. Éste es el enfoque y la experiencia seguidos a escala europea por MAES (2014).

La provisión de servicios ecosistémicos ante los cambios globales

En un escenario de cambio global, es especialmente importante considerar cómo los servicios ecosistémicos y el bienestar humano que de ellos depende se ven afectados. La Evaluación del Milenio de España (EME 2011) puso de manifiesto que los servicios de regulación, abastecimiento tradicional y cultural ligado al medio rural en España se han reducido en los últimos 50 años, mientras que la producción tecnificada y los servicios culturales proporcionados por ecosistemas urbanos se han incrementado en este periodo. De continuar esta tendencia, el capital natural remanente, es decir, el potencial ecológico para proporcionar servicios ecosistémicos de nuestro país sería insuficiente para satisfacer las necesidades humanas, haciéndonos especialmente vulnerables a perturbaciones naturales o crisis socioeconómicas internacionales. Por tanto, una gestión del territorio basada en la integración de la conservación de la capacidad de generar servicios ecosistémicos con el incremento del bienestar humano es necesaria para satisfacer las necesidades humanas básicas de la población española. La restauración ecológica y el mantenimiento de las infraestructuras verdes con conectividad ecológica, fomentará el modelo de desarrollo en el que la conservación de la biodiversidad y la mejora del bienestar humano deben basarse.

Valladares, F., Gil, P. y Forner, A. (coord.). 2017. Bases científico-técnicas para la Estrategia estatal de infraestructura verde y de la conectividad y restauración ecológicas. Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente. Madrid. 357 pp.

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